Presentación del número 22 de la revista Gallegos

Animada y distendida presentación del número 22 de la revista Gallegos en la Fundación Gonzalo Torrente Ballester.

Junto al espléndido reportaje gráfico de Jacobo Remuñán, transcribimos el texto del que partió la intervención de Miguel Fernández-Cid:

Galegos/Gallegos es un revista inusual: es grande en un momento en el que se llevan formatos pequeños, imagino que para reducir los costes de impresión, porque rebajando el tamaño se ocultan fácilmente muchos defectos, especialmente en las ilustraciones, o porque si el envío es grande resulta caro y se pierden muchos ejemplares en los buzones… Y lo dice alguien que ha sido editor de revista tamaño apto para el envío postal.

Galegos/Gallegos no es, por tanto, una revista de buzón: es una revista ilustrada, visual, de presencia, de comedor, de sobremesa, de conversación, de diálogo. Cada número tiene 4 o 5 llamadas preferentes de atención: un cuaderno central casi siempre vinculado a las artes plásticas, una larga entrevista, un bloque de artículos en torno a un personaje o un acontecimiento, una entrega específica. Busca la calidad en los contenidos y mantiene un ágil y atractivo diseño.

Galegos/Gallegos es una revista grande y rectangular, aunque también es redonda y circular, y posee un divertido movimiento interno. Se percibe muy bien en este número: la portada está dedicada a Quintana Martelo, como el cuaderno interior de 40 páginas, titulado por cierto “A maxistral lección da realidade”, lo que recuerda al último cuadro pintado por Castelao, A derradeira leición do mestre, el único que jamás visitó Galicia. Un cuadro que tiene mucho de homenaje a Alexandre Bóveda, el amigo asesinado, pero también de arte pictórica final de un Castelao que, cuando quiere realizar la que podría ser su última pintura, traspasa al lienzo una de sus estampas de guerra, en un acto que tiene mucho de bengamiñano, si el término es correcto. Castelao y Quintana Martelo: dos artistas sobre los que es necesario volver a mirar, especialmente a Castelao, mirarlo con ojos contemporáneos, no historicistas. Quintana Martelo, hombre implicado como pocos en la defensa de lo nuestro y en la apertura de espacios, lo sabe: desde la presidencia de la RAGBA impulsó el Día das Artes Galegas, dedicado al Maestro Mateo en 2015 y a Castelao en 2016. Con ánimo “restaurador” o vindicativo trabajó y trabajamos para ver al Maestro Mateo en el Museo del Prado y sobre Castelao anunciaremos alguna sorpresa quizá desde esta FGTB…

Pero volvamos a Quintana Martelo. El cuaderno se abre con una conversación que nos trae su pensamiento directo, bajo un ejemplo delator: “Mi proceso de trabajo es impulsivo, insospechado, un sufrimiento lleno de dudas”. Una afirmación limpia, a la que siguen confesiones múltiples y algún sueño: “Me habría encantado ver los bocetos y dibujos de Velázquez”. Escribimos autores de distintas generaciones y enfoques. Entre ellos, Miguel Anxo Fernán Vello, que entregó un largo y emotivo poema como poeta y lo ve publicado siendo, además, portavoz de Cultura en el Congreso de los Diputados de una legislatura de la que conocemos su ritmo ameno o agitado pero no su duración. Portavoz de cultura, no de agricultura, como decía un periódico, tal vez confundido por el proverbio chino según el cual “todo lo que no es cultura es agricultura”. El poema se cierra, por cierto, con el verso “A maxistral lección da realidade”, lo que apoya, como intencionado, el recuerdo a Castelao. Otro cruce de miradas, de guiños, de complicidades, de ritmo circular, en el interior de la publicación.

Escriben también Ramón Rozas, una de esas voces necesarias en defensa de la cultura, tanto desde el Diario de Pontevedra como desde cualquier espacio en el que se le de entrada. Y Paula Cabaleiro, con una mirada directa, próxima, emocionada a la obras.

Como siempre, ya que es seña de identidad, la revista está generosamente ilustrada, buscando la complicidad entre textos e imágenes. Y como de ellas hablamos, a Quintana Martelo le retrata en su estudio Vari Caramés, una devoción compartida, tanto por quien les habla como por la FGTB, en la que realizó una maravillosa exposición fotografiando las ciudades en las que vivió GTB.

Círculos, relaciones, diálogos en el interior de la revista, lo que le da un aire de familiaridad al que contribuye que Vari Caramés tenga una especie de amplio porfolio sobre su proyecto Pasatiempo: “una reflexión, una metáfora sobre el paso del tiempo; una visión otoñal, crepuscular; una manera de hablar de deterioro, de la madurez, de la fragilidad y la vulnerabilidad del ser humano, y de uno mismo”, dice su autor, y cabría añadir: un modo de mirar y de ofrecer esa mirada cálida, cómplice, emocional, de conversación, de susurros, de sonidos, de impresiones. Imágenes de un paseo por el Pasatiempo, el parque mágico, enciclopédico y masón que los hermanos Naveira ofrecieron a sus paisanos, en Betanzos.

La revista tiene así un ritmo casi mareiro, de ida y vuelta, de un lugar a otro de un espacio en el que también son protagonistas Arcadio López-Casanova y Xosé Filgueira Valverde. Del primero, sin duda un poeta esencial en la renovación de la literatura gallega de la segunda mitad del siglo XX, una entrevista en la que, con aires también de olas, van y vuelven las alusiones al tiempo, a la identidad, a la necesidad de ser fieles a las raíces, al sentido de la vida, a la muerte o, como él dice que es propio de los gallegos: “Os galegos temos esa reserva primitiva, elemental, espiritual, uns certos mecanismos de defensa contra a deshumanización globalizadora”. Sobre Filgueira, nuevos buceos en sus inagotables archivos.

Y actualidad, como las páginas sobre la transformación del sector lácteo en Galicia. Y turismo rural, más arte, vino y agua, con Terras Gauda y el agua de km 0 como excusa. Y una nota sobre el carácter gallego de Francisco Franco, junto a una bella evocación de Roberto Nóvoa Santos, que se detiene en sus escritos juveniles en la prensa anarquista.

La revista, que respeta el idioma en el que está escrito cada texto, se convierte en un elogio a la convivencia, a la conversación. Con ese ánimo estamos hoy ante ustedes.